Una vez indicas si eres chica o chico, tiene dos esferas en las que chequear tu machismo: en tu vida cotidiana, bien en el ámbito público o el privado y en tu relación.
En ambas esferas se presentan situaciones y debes dar tu opinión al respecto, con varias alternativas posibles.
En función de las respuestas, en las preguntas sobre tu relación irás superando (o no) tres niveles. Al final de cada nivel se obtendrá una medalla que lo acredita y esas medallas se podrán compartir en tus muros personales de las redes sociales y así sensibilizar a tus amistades. En las preguntas sobre la vida cotidiana, se trata de que si las respuestas son machistas irán apareciendo como en el juego del “apalabrado” las letras de MACHISTA e irán apareciendo reflexiones acerca de cada respuesta…
Incluye también una guía con una selección de los principales indicadores de control y dominación que se pueden dar en una relación de pareja adolescente, tanto para chicos como para chicas, con un desplegable donde se ponen ejemplos de situaciones de pareja que definen ese indicador.
Por otra parte, incorpora un folleto acerca las violencias de género, las formas que adopta, sus consecuencias, los mitos en torno a ellas y qué se puede hacer.
¿Te has dado cuenta de cómo están hechos los anuncios de regalos y juguetes? ¿ has visto bien los anuncios de perfumes y de coches? ¿te has fijado en que hay anuncios “para chicas” y anuncios “para chicos”? Si no lo has hecho, fíjate ahora en cualquier publicidad y pregúntate: ¿por qué los productos para las chicas o los juguetes para las niñas son casi todos de color rosa o de colores pastel? ¿Y por qué casi todo lo que venden a las chicas tiene que ver con la belleza y con el culto al cuerpo y los juguetes para niñas son muñecas, cocinitas, sets de peluquería y maquillaje? Y los de los chicos y los niños, ¿no tienen los productos y los juguetes colores más fuertes y vivos?, ¿tienen que ver con la tecnología puntera, con el deporte o con video-juegos?, ¿son coches, pelotas, juegos de construcción…? ¿Crees que los productos para las chicas y los juguetes para las niñas ayudan a investigar y a explorar el entorno o, por el contrario, no requieren casi esfuerzo físico y potencian las habilidades de relación y cuidado? Y los de los chicos y los niños ¿les invitan a estar activos, a investigar, a competir o a estar tranquilos y cuidar a los demás?.
Tú qué piensas, ¿crees que el hecho de ser diferentes biológicamente nos obliga a hacer y a que nos gusten cosas distintas? ¿No crees que los juegos, los juguetes y los objetos no tienen sexo?
Tenlo claro: a través de los juegos y juguetes se aprende a asimilar la desigualdad como si fuera algo natural y a reproducir los esquemas sexistas de la sociedad. A las chicas les enseñan a ser tranquilas y pacientes y a desarrollar habilidades como la ternura, el cariño y el cuidado; a ellos, en cambio, les enseñan a ser activos, competitivos y a contemplar la violencia como una “buena” solución al conflicto.
Preparan para aceptar, a unas y a otros, que sus papeles en la vida van a ser diferentes y, desde luego, nada igualitarios.
Tú puedes romper esta cadena y ayudar a crear una sociedad más libre, igualitaria y libre de violencia.
Una frase para pensar: “No se nace femenina o masculino, se aprende a serlo.”
Que hombres y mujeres somos diferentes nadie lo discute pero ¿en qué somos diferentes? Seguro que lo primero que se te ocurre es la palabra sexo, es decir, en el conjunto de características biológicas que dividen a los seres vivos de una especie en dos categorías diferenciadas: machos y hembras. Y tienes razón, los machos y las hembras de la especie humana, los hombres y las mujeres, tenemos algunas diferencias, aunque muchas menos de las que pensamos.
Tenemos, por ejemplo, el par sexual de cromosomas distinto (XX hembra ≠ XY macho), caracteres sexuales secundarios distintos (pechos más desarrollados en las mujeres, más vello facial y voz más grave en los hombres, etc …), unos órganos sexuales diferentes (vulva las mujeres y pene los hombres). Es cierto que, a veces, estas características, en algunas personas, no están tan claramente definidas pero eso lo dejaremos para más adelante.
El sexo nos indica que somos diferentes, sobre todo, en el papel que corresponde a hombres y mujeres en la función reproductora. Y esto pasa en todo el mundo, da igual de qué continente seas, es universal.
Pero, ¿por qué ser diferentes biológicamente nos hace desiguales?
Aquí entra el concepto de género, una categoría que nos ayuda a entender el salto que va de la diferencia a la desigualdad.
Te habrás dado cuenta de que al simple hecho de haber nacido niño o niña se le asignan unas características y roles diferenciados. Es decir, por haber nacido niña, han vestido a una persona de rosa, le han dicho que no debe pelearse, le han regalado muñecas a las que tenía que cuidar, le han enseñado que debe preocuparse por su aspecto ( “ir limpia y mona”) y esforzarse por agradar, y, en cambio, a las personas que son niños los han vestido de azul, les han enseñado que no deben expresar sus sentimientos (“los niños no lloran”), les han regalado coches, pelotas, soldados y, ante un conflicto, les han reforzado las conductas agresivas y violentas. Y todo esto lo hace la sociedad, lo hacemos, sin preguntarle a esa persona cómo quiere ser o qué le gusta, se le impone únicamente por el hecho de pertenecer a uno u otro sexo.
Estas características han ido variando a lo largo de los siglos, no era lo mismo como debía ser o comportarse una mujer o un hombre hace cien años que ahora. Esto también varía por culturas. No es lo mismo ser “femenina” en la India que en Europa.
Las diferencias entre sexo y género las podemos resumir en:
SEXO | GÉNERO |
|
|
|
|
|
|
Como esto siempre ha sido así, lo vemos de forma tan natural que ya no somos capaces de darnos cuenta, y casi todo el mundo piensa que, sólo por el hecho de tener órganos reproductores femeninos o masculinos, las mujeres y los hombres deben comportarse de distinta manera, tener diferentes funciones y roles, dedicarse a distintas cosas.
El sexo, por tanto, es lo que somos biológicamente: hombres o mujeres, chicos o chicas, niños o niñas.
El género es lo que nos exige que seamos “masculinos” y “femeninas” en función de nuestro sexo; es lo que hace que mujeres y hombres sean tratados de forma distinta desde antes incluso de nacer y que la sociedad espere y exija maneras de ser y comportamientos diferentes de ellos. Todos y todas clasificamos a las personas en función del género y esperamos determinadas cosas del comportamiento de las chicas y otras muy distintas de los chicos.
Esto podría no representar un problema si nuestra cultura no hubiera creado un modelo de sociedad donde a los hombres y niños se les da más protagonismo y algunas ventajas y a las mujeres y niñas, menos protagonismo y algunas desventajas. Un sistema, en definitiva, que convierte lo diferente en desigual.
¿Te das cuenta ahora de que aunque hayamos nacido biológicamente diferentes es la sociedad la que nos hace desiguales y nos quita libertad?
Seguro que cuando te has puesto a observar a tu alrededor te has dado cuenta de que, en general, los chicos y las chicas, los hombres y las mujeres se comportan de distinta manera, les gustan cosas distintas, hacen tareas diferentes…¿Por qué crees que es así? ¿Crees que las personas somos libres a la hora de construir nuestra personalidad o que ésta depende del sexo con el que has nacido?
Los estereotipos son un conjunto de creencias infundadas que condicionan nuestras ideas sobre un grupo humano. Este tipo de pensamiento lo tenemos todas las personas, en mayor o menor medida interiorizado, de hecho aún sin conocer a nadie de ese grupo le atribuimos ciertas características o ¿acaso no has oído eso de que todas las personas canarias son aplatanadas y los y las adolescentes y jóvenes son irresponsables y descerebrados/as.? Frases como “las rubias son tontas”, “los hombres siempre están pensando en lo mismo” “las mujeres no saben conducir”… son algunos ejemplos de estereotipos con mucha carga negativa.
Este tipo de pensamiento está construido a base de generalidades muy simples, se interioriza fácilmente a través de la familia, el colegio, las canciones, las películas, etc…(agentes socializadores) que los refuerzan y machacan, y, al no tener en cuenta las diferencias individuales, es, por tanto, muy injusto.
Los estereotipos sexistas son, asimismo creencias, sobre cómo son los hombres o cómo son las mujeres, atribuyendo ciertas características a las personas por el simple hecho de pertenecer a un sexo o a otro, sin tener en cuenta que hay tantos tipos de mujeres y hombres como personas existen. Pero, lo verdaderamente importante es que, además, son un conjunto de valores y normas, compartidas por una gran parte de la sociedad, que indican los rasgos, características y atributos que deben tener un hombre y una mujer “adecuados”. Es decir, crean obligaciones de cómo ser o cómo actuar por ser hombre o por ser mujer.
Los estereotipos sexistas no son inamovibles, cambian a lo largo del tiempo y de las culturas, pero tienen una fuerte resistencia al cambio y logran que muchas personas intenten seguir ese modelo de conducta para ser aceptadas por las demás. ¿A que, a veces, no te has atrevido a hacer o ponerte determinadas cosas que te gustan para no ser marginad@ por tu grupo? Y seguro que también te has sentido “obligado/a” a hacer cosas que no te gustaban para ser aceptad@ por tu grupo.
¿Qué se espera de las mujeres y los hombres? En nuestra cultura, por el hecho de que una persona sea niña se espera de ella que sea emotiva, cariñosa, débil, comprensiva, obediente, dependiente, paciente y sensible a las necesidades de las demás personas y “que llore”. En cambio, de un niño se espera que sea fuerte, revoltoso, competitivo, valiente, poco sensible, dominante y… “que no llore”; o sea, que no exprese emociones de debilidad, pero sí las de enfado, cólera e ira. Por ejemplo, si le damos una muñeca a una niña esperamos que la arrulle y la acune mientras que si se la damos a un niño no nos extraña que le dé una patada o la haga volar por los aires, ¿verdad que nos sorprendería que fuera al revés?, ¿qué se suele pensar de una niña que utiliza una muñeca como balón de fútbol y a un niño que le canta una nana?
Esto no quiere decir que los niños y las niñas sean así, sino que esas son las características que espera y premia la sociedad. Esto le da a los estereotipos una cualidad “mágica” ya que se comportan como profecías autocumplidas, es decir, si se supone y se espera de una niña que sea dependiente y débil, será protegida en todo momento, no se le dará libertad para que explore el entorno, no se le dejará que haga actividades “arriesgadas” y nos sentaremos con ella a jugar a cosas tranquilas….¿qué crees que le pasará a esa niña? que, al final, se convencerá de que todo significa peligro, de que no puede hacer nada por sí misma y que necesita de alguien que la ayude y la proteja…es decir, se convertirá en dependiente. Y al revés, cómo se espera que un niño sea fuerte y valiente, le daremos menos importancia a sus caídas y lo animaremos a levantarse rápidamente y a no llorar con frases como: “No ha sido nada”, “no es para ponerse así”, “los niños no lloran, eso es cosa de nenas”, le dejaremos explorar el entorno y le permitiremos hacer cosas “arriesgadas” como subirse a los árboles …¿qué crees que le pasará a ese niño? se convencerá de que el riesgo forma parte de su vida y de que él puede enfrentarlo todo sin miedo y sin ayuda de nadie…es decir, será fuerte y valiente. ¿Ves como los estereotipos son “mágicos”?
Ya te habrás dado cuenta de que, en realidad, los estereotipos sexistas son unos modelos muy rígidos que condicionan extraordinariamente, entre otras cosas, la manera de pensar, de sentir, de actuar, de relacionarse con las demás personas, de determinar aspiraciones y modos de vida. Es decir, encasillan y etiquetan a las personas en dos grupos muy delimitados: hombres y mujeres, sin atender, para nada, a la diversidad. No permiten, por tanto, ni a chicos ni a chicas desarrollar su personalidad libremente, eligiendo las características, habilidades y rasgos que deseen.
Los estereotipos condicionan y son negativos tanto para los chicos como para las chicas. Una chica, que sea educada en la dependencia nunca tendrá realmente las riendas de su vida y siempre dependerá de otras personas, lo que es terrible, pero un chico educado en la creencia de que debe ser arriesgado, pondrá su vida en peligro en numerosas ocasiones sin ningún sentido (tendrá muchos más accidentes de tráfico, se meterá en situaciones en las que puede salir herido…). Por tanto luchar contra los estereotipos beneficia de igual manera a hombres y a mujeres.
Los estereotipos sexistas perjudican a chicos y a chicas por igual pero, como atribuye a hombres y mujeres características muy desequilibradas, favorece la desigualdad entre los sexos. Piénsalo, si de una persona se espera que sea sumisa y se le educa para ello y de otra que sea dominante, ¿cómo será la relación entre los dos?, ¿se sentirá una de las personas con derecho a abusar e imponerse y otra a obedecer y tragar con cosas que no le gustan? ¿será una relación entre iguales o será una relación que puede favorecer la violencia?
¿Entiendes ahora por qué los estereotipos sexistas son el origen de las desigualdades entre hombres y mujeres, dan poder a unos y se lo niegan a otras y, por tanto, contribuyen a perpetuar la violencia de género?
En el próximo tema veremos qué funciones se asignan a los hombres y cuales a las mujeres, son los “roles de género”, vete pensando en ello, pon atención a las personas que te rodean.
En 1908 40.000 costureras industriales de Nueva York se declararon en huelga. Pedían, entre otras cosas, mejores salarios, una jornada laboral de menos horas y el derecho a poder unirse a los sindicatos. Se declaró un incendio en una fábrica de camisas de Nueva York. La mayoría de las trabajadoras eran mujeres inmigrantes y los dueños no consideraron oportuno abrir las puertas que mantenían cerradas para evitar, eso decían, que abandonaran sus puestos de trabajo y se unieran a la huelga. Resultado: 146 mujeres murieron al lanzarse al vacío o ser presas de las llamas. Este suceso sacó a la luz las condiciones infrahumanas en las que trabajaban muchas mujeres. Por eso, al principio, el 8 de marzo era el día de la mujer trabajadora, pero poco a poco se fue llenando de contenidos y reivindicaciones pidiendo la igualdad en todos los ámbitos.
Seguro que te planteas: vale, pero eso ocurrió hace mucho tiempo, las cosas han cambiado. ¿Te parece que esta situación es muy diferente en la actualidad? La situación laboral de muchas de las mujeres que han tenido la suerte de nacer en el primer mundo sí, pero si miras dónde se ha hecho la ropa que llevas en este momento puesta te darás cuenta de que no se ha confeccionado aquí sino en fábricas del tercer mundo que tienen a sus trabajadores/as en condiciones penosas, muchas son mujeres y desgraciadamente para ellas no existen horarios laborales, ni convenios, ni bajas por enfermedad, ni días festivos. Esto bastaría para seguir recordando y denunciando la terrible situación laboral que sufren muchísimas mujeres en todo el mundo el 8 de marzo. Pero es que, además, la situación general de las niñas, chicas y mujeres en el mundo es muy injusta, incluso aunque aparentemente no lo parezca y haya leyes que las protejan.
¿A ti que te parece?
¿Sabías que las mujeres y niñas, a pesar de ser las responsables de dos tercios de la producción mundial, solo tienen el 10% de la riqueza? De cada diez personas pobres, siete son mujeres, hay más de mil millones de mujeres en el mundo en situación de pobreza. ¿Te parece que es ésta una distribución igualitaria de la riqueza? ¿Crees justo que las mujeres, sólo por el hecho de serlo, tengan muchas más probabilidades de vivir en la miseria?
¿Y qué te parece el hecho de que las mujeres, a pesar de tener mejores expedientes académicos y más licenciaturas, se incorporen al trabajo con peores contratos, en puestos por debajo de su valía y con peores sueldos que los hombres? ¿Por qué las mujeres prácticamente no acceden a puestos de responsabilidad en las empresas, en los gobiernos, en las instituciones a pesar de estar mejor preparadas que los hombres y haber sacado mejores notas? ¿Sabías que en el mundo sólo ocho mujeres son jefas de Estado? ¿Crees que es ésta una distribución equitativa del poder?
¿Sabías que las mujeres y las niñas son las que se ocupan, casi en solitario, de la crianza de hijos e hijas y de las tareas del ámbito doméstico? ¿Sabías que muchas niñas del mundo se ven obligadas a dejar la escuela para cuidar de sus hermanas y hermanos pequeños y ayudar a su madre en casa?
¿Sabías que una de cada tres niñas que nacen sufrirá algún episodio de violencia sexual a lo largo de su vida? ¿Y que la violencia machista mata a más mujeres que las guerras, el cáncer y la malaria juntas?
Estos sólo son algunas de los aspectos en qué, como ves, no hay igualdad. El 8 de marzo se sale a la calle para denunciar esta situación de desigualdad que tiene a muchas mujeres del mundo viviendo en condiciones muy penosas. ¡¡¡Tú puedes hacer algo!!! ¿Cómo lo ves? Anímate, comparte en tu muro la conmemoración de este día, tuitéalo a tus amistades y participa en los actos que tengan lugar en tu ciudad. Que no te líen, celebrar el 8 de marzo es luchar por un mundo en igualdad, para todos y para todas; es una cuestión de justicia social.
Cuando nos enamoramos suele pasar que al principio todo es maravilloso, nos da la impresión de que vivimos en una nube y hasta podemos llegar a pensar que sin esa persona no somos nada pero ¿eso es amor? ¿A todos /as nos pasa igual?
Ya sabemos que esta sociedad nos dice “cómo deben ser las mujeres” y cómo deben ser los hombres”. Nos lo enseñan desde el mismo momento en que nacemos. Pues a amar también, no se ama aquí igual que en Japón, donde por ejemplo no existe una traducción para “mi amor”.
Sin embargo, una cosa sí es común en todas las sociedades: a las mujeres se les enseña una forma de amar muy distinta a la que se les enseña a los hombres.
Desde que son muy pequeñas a las niñas se les enseña que una de las cosas más importantes en su vida será conseguir que un hombre las quiera y que permanezca a su lado:
A los niños, en cambio, se les transmite la idea de que el amor está muy bien pero que hay otras facetas en su vida que son más o igualmente importantes y que su papel en el amor, como en la vida, debe ser activo, ellos serán los que rescaten, los que decidan.
Entonces ¿eso es amor? ¿A todos /as nos pasa igual?
Todas estas ideas de cómo debe ser el amor ó qué debe sentir una persona cuando se enamora, se aprenden las tenemos grabadas en nuestro cerebro en una especie de código.
Ese código son los MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO. Y ¿qué son los mitos? Falsas creencias que aceptamos como verdaderas pero que no responden a la realidad sino a la idealización de la misma.
La fe ciega en estos mitos hace que nuestra visión del amor esté totalmente desenfocada.
Así que estos días vamos a ir enfocando la mirada, desmontando los mitos del amor romántico para que te lleves en la mochila de tus vacaciones los salvavidas que te van a hacer disfrutar, de verdad, de un verano estupendo y sin machismo.
MÓJATE, ENAMÓRATE, DIVIÉRTETE pero no dejes que los mitos del amor romántico ensombrezcan tu verano.
RECUERDA, si no te sientes bien, es que algo no va bien.
TANTO SI ERES UN CHICO O UNA CHICA, puedes:
En caso de emergencia, si eres tú quien está sufriendo una situación de violencia, y sufres cualquier agresión física o sexual por violencia de género que de lugar a una situación de emergencia y/o te encuentras en riesgo razonable e inminente de padecerla llama al 112 para que acudan donde estés. Se activará el Dispositivo de Emergencia de Mujeres Agredidas (DEMA), que te ofrecerá de forma inmediata, tanto a ti, como a tus hijos e hijas, atención profesional y especializada.
También podrás interponer directamente una denuncia en las dependencias de la policía nacional o juzgado de guardia.
Para pedir información de qué hacer y si necesitas asesoramiento puedes ponerte en contacto con el teléfono gratuito 016. Funciona las 24 horas del día los 365 días del año y no deja rastro en la factura del teléfono. Nadie sabrá que has llamado. Es absolutamente confidencial.
Igualmente si estás pasando por una situación de violencia de género, incluidas las agresiones sexuales, puedes acudir a los Servicios Insulares de Atención a las Mujeres Víctimas de Violencia de Género (SIAM). Aquí te informarán y asesorarán sobre los derechos que te asisten por estar en situación de violencia de género (relación pareja o expareja), en la interposición de la denuncia en el caso que así lo decidas, en las ayudas económicas que tengas derecho o recursos de acogida si lo necesitas. Además contarás con apoyo psicológico para ti y tus hijos e hijas en los casos en que proceda.